3.- El espacio comercial
Buena porción del producto almacenado como excedente en los sitios resguardados comenzó a acusar deterioro, los productores no podían consumirlo en su totalidad lo que equivalía a desperdiciarlos; por otra parte, se requerían productos diferentes para cubrir diversas necesidades de la comunidad y dado que la oportunidad se presentaba evidente, el más arriesgado del clan propuso llevar algunos sacos de estos “sobrantes” a las tribus amigas próximas y así trocar los superávit de la producción por bienes elaborados en otras colectividades. Esta idea solucionaba de una buena vez los dos inconvenientes e inmediatamente se fueron manos a la obra.
Pero la cosa no iba a ser tan fácil, los caminos eran largos y primitivos con obstáculos que no permitían avanzar grandes distancias, los recursos de carga y transporte pobres y convenía hacer las correrías con la luz del día. Naturalmente se hacían necesarios paradores o lugares intermedios de descanso para pasar la noche guarecidos de las inclemencias del clima y de las fieras, abastecerse de provisiones y dar respiro a los animales de carga. Surgen así en los cruces de caminos o lugares de culminación de cada jornada, espacios aptos para cubrir estas necesidades conocidos como albergues o posadas, hospederías que brindaban comida y techo para la noche y que recibían, también, como medio de pago las mercaderías y productos que sus huéspedes transportaban; algunas veces convirtiéndose en final del periplo si estos se topaban con las mercaderías buscadas, o derivando en centros de acopio de mercancías, lugares de almacenamiento y claro está, en sitios de exhibición para la oferta de futuros intercambios.
Nuestro ingenioso personaje había corrido con suerte al encontrar en solo unos cuantos días los productos encargados y la posibilidad de realizar el trueque total de sus insumos; el propósito de la marcha había concluido y emprendió el viaje de retorno cargado de experiencias, contactos comerciales y de productos nuevos necesarios para su grupo. El punto de venta, local, tienda, o espacio comercial había hecho su aparición en el mundo y su promisorio desarrollo comenzado.
El comercio y el comerciante se consolidan y la concentración de mercancías y productos hacen necesario un espacio propio para su actividad. Aparecen los mercados, plazas, centros de paso y calles de poblaciones, abren tiendas o almacenes de depósito variado y ventas al detal; el ágora, sitio de reuniones y debate político es apto para exhibir y vender mercancías; el foro boario y de Augusto dedican espacios exclusivos, cada vez mejor acondicionados, que en las efemérides de fiestas religiosas o de sus dioses promueven la actividad de exhibir mercancías, atrayendo los peatones propios o foráneos con banderas y enseñas elaboradas algunas con tela, otras con madera o metal y puestas en las fachadas, sobre las puertas o en las boca-calles de entrada a las plazas, para atraer la atención de los transeúntes próximos a elevarse a la condición de clientes como los conocemos hoy. Interiormente se improvisan estantes y paradores, tarimas, vitrinas, expositores y el suelo, el techo y las paredes se revelan como elementos primordiales de la exhibición, incluso proyectados a espacios abiertos o semi abiertos. El retail y la mayoría de nuestros trabajos empiezan su desarrollo.
Sergio Cardozo. Arquitecto Retail
Bogotá. Colombia